martes, 9 de junio de 2015

Santidad


¿Argumento bíblico o intransigencia humana?


Al escuchar de algunos la palabra santidad, desafortunadamente viene a mi mente el dibujo de  aquel personaje de cuento infantil que cada vez que mentía le crecía la nariz.

Hoy día algunos creyentes, pastores y lideres religiosos, predican y enseñan acerca de la ella, de una forma que verdaderamente me pone los pelos de punta. Me llama la atención como el respeto a las personas casi que se ha perdido usando como excusa el mal interpretado pasaje bíblico que dice “sin santidad nadie verá al Señor”.

La forma de vestir de las chicas, se ha convertido en el argumento arcaico y sexista de quienes dan cátedra de esta materia en las iglesias, utilizando tal asunto como forma de critica, represión y autoritarismo religioso. Exigen pulcritud sexual al mas alto nivel en otros, olvidando que ellos mismos son tan vulnerables, como aquellos a quienes les demandan tal cosa.

Santidad, santidad y mas santidad, tema que lo acomodan casi expresamente a la parte moral y sexual de la persona. Me pregunto: ¿podríamos ampliar un poco mas el marco de la santidad?
Hablar mal de alguien, no querer perdonar a quien te ofendió, incumplir tus compromisos económicos; negar ayuda a alguien pudiendo hacerlo, ser prepotente, juzgar al otro, mentir, engañar, chismear, criticar, excluir a las personas por su condición económica, ser impuntual, abusar de los “cargos” en la iglesia para manipular la voluntad de los demás, etc, etc, etc... ¿podríamos poner esto también en el alto listón  de la santidad? pareciese que no, ya que hasta da la sensación de que todo lo anterior si esta permitido; se tolera, no trasciende, se asume con normalidad, es mas; hace parte de nuestra “cultura evangélica de iglesia”, ¡ preocupante !

Obviamente creo en la regeneración de la persona por medio de la obra del Espíritu Santo de Dios, estoy de acuerdo en que quienes conocemos de Jesús, estamos obligados a desarrollar una vida que agrade a Dios. También creo en el arrepentimiento como una nueva forma de pensar para desarrollar una diferente manera de vivir; pero desde luego que discrepo totalmente de las formas como se predica, enseña y exige en muchos sitios y por muchas personas; ya que lamentablemente algunos de los que la “abanderan”, y demandan en otros; en algún momento de sus vidas han quebrantado ellos también tales exigencias.


Creo desde luego que debemos predicar de la santidad, pero hacerlo desde el respeto, desde las buenas formas, haciendo pedagogía, y sobre todo; desde una sana, correcta y constructiva interpretación teológica. Entendiendo y asumiendo que mientras vivamos en este mundo, ABSOLUTAMENTE TODOS ESTAMOS EN IGUALDAD DE CONDICIONES DE VULNERABILIDAD.


Mauricio Álvarez