SER, HACER y LLEGAR A SER: Tres cosas fundamentales que tienen
que ver con nuestra identidad como personas. Veamos desde la
perspectiva bíblica:
SER: Tiene que ver con la esencia misma de la persona, con el
soplo (Hálito) de vida que Dios mismo transmitió a una escultura de
arena, la cual después vino a se un SER VIVIENTE.
(Génesis 2:7). En otras palabras: “estas impregnado de la
esencia de Dios”
HACER: Cuando entiendes quien eres, entonces HACES. Tiene que ver
con esfuerzo, trabajo, disciplina. (Génesis 2:15)
Lo que tu haces no determina lo que tu eres, pero lo que tu eres
tiene que reflejarse en todo lo que haces.
LLEGAR A SER: Todos queremos algún día llegar a ser algo o
alguien. (Génesis 3:5)
Algunos están en el error de querer LLEGAR A SER sin HACER y es
ahí donde se corre el riesgo de cruzar la fina y delicada linea
llamada “ambición”.
La ambición desmedida por LLEGAR A SER sin querer HACER, te puede
llevar al rotundo fracaso.
Tu hacer determinara lo que quieres llegar a ser
Serie Conferencias: “Descubriendo mi identidad”
En Punto de Encuentro Iglesia Valencia
Por: Mauricio Álvarez
domingo, 20 de julio de 2014
viernes, 11 de julio de 2014
No tengo oro ni plata, pero...

La biblia, concretamente el libro de los Hechos de los apóstoles capitulo tres, versículo seis; narra la historia de un mendigo, discapacitado físicamente de una pierna; que ejercía la mendicidad en la puerta del templo justo cuando se aglutinaba mas gente: en la hora de la oración.
Cierto día, Pedro y Juan entrando como de costumbre al templo; se encontraron con la cotidiana, pero triste y desoladora escena. El hombre tendido en el suelo alza su mirada y extiende su mano rogando a Pedro y a Juan algún céntimo con el cual pudiese llevar algo de comer ese día a casa, ignorando por completo la contestación que iba a recibir de aquellos hombres, concretamente de Pedro: “no tengo oro ni plata pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo levántate y camina”.
Aquel discípulo de Jesús, aparentemente ordinario; pronunció las palabras quizá mas extraordinarias que jamás hubiese escuchado ese limitado hombre.
“No tengo oro ni plata...” Pedro reconoce la falta de recursos, es decir, parte de su realidad misma en el momento. Y
es que reconocer nuestra realidad inmediata en un gesto de honestidad con nosotros mismos, nos abre camino a las mas grandes y extraordinarias posibilidades.
“... Pero lo que tengo te doy...” Pedro aun reconociendo sus carencias y falta de recursos, no se centra en ello, no se queda lamentándose por ello; no busca excusas a ello, no intenta buscar culpables para ello, no se conforma con ello, no se encuentra limitado por ello, no; lo que hace Pedro es aprovechar esa oportunidad para hacer efectivo AQUELLO QUE SI TENÍA, en este caso el poder de Jesús dentro de él.
Quejarte y lamentarte por aquello que no tienes, te impide ver, ejercitar y aprovechar lo que si tienes. Centrarte en tus carencias mas que en tus posibilidades, te limita y te convierte en una persona absolutamente improductiva.
Da un vistazo a tu alrededor, gira tu cabeza hacia tu entorno, haz una mirada introspectiva y te aseguro que encontraras recursos para crear oportunidades que te ayuden a lograr tus metas, cumplir tus objetivos y avanzar en la vida.
La vida no se trata de lamentarte todo el tiempo por aquello que no tienes o no has podido conseguir. La vida verdaderamente consiste en hacer buen uso de lo que si tienes, aunque sea poco o mínimo; úsalo en favor tuyo y de otros. Se productivo, recursivo, arriesgado y valiente con lo que tienes, y si lo que tienes es unicamente a Jesús dentro de ti, con él es mas que suficiente para hacer de lo poco y ordinario; algo grande y extraordinario que marque la diferencia en ti y en los demás.
Mauricio Álvarez.
martes, 1 de julio de 2014
¡¡¡ Quiero fuego !!!

Dios manda fuego. Queremos tu fuego. Hoy hemos tenido “fuego” del Espíritu. Necesitamos “fuego”. La alabanza ha sido toda “fuego” etc etc etc... Estas, entre otras frases; son las que se han oído, se oyen y seguramente seguirán escuchándose en las iglesias cristianas, situación que me ha llevado a reflexionar un momento sobre el “famoso fuego” que tantos piden; veamos:
En el Antiguo Testamento, una de las tantas formas en las que Dios se revelaba y mostraba su poder al pueblo era en forma de fuego, pero tal demostración siempre se hacía tangible en un ambiente y atmósfera de entrega y sacrificio, dicho de otra manera:
“sin
sacrificio y entrega, no había fuego”.
Dios no derramará el tan anhelado “fuego” es decir; su
bendición, donde no haya habido antes una actitud de entrega y
sacrificio.
Seguramente al estar leyendo este articulo, en este mismo instante; estés pensando en aquel famoso pasaje bíblico donde Dios dijo al pueblo que mejor era la misericordia que los sacrificios, o quizá estés pensando en la doctrina de la gracia, o tal vez me recuerdes que solo un sacrificio bastó para la humanidad: el de Jesús. Si has pensado así, déjame decirte que tu y yo pensamos igual, de hecho así piensa la biblia, sin embargo la misma biblia, y ya concretamente el Nuevo Testamento en palabras del apóstol Pablo; enseña que él; Pablo, lo dejó todo por ganar a Cristo, consideró todo lo que tenia por pérdida para ganar a Cristo; llevando hasta su propio cuerpo al estado mismo de servidumbre por gozar de la plenitud de vida en Cristo. Te pregunto : ¿acaso no son esas; acciones de entrega y sacrificio?
Algunos piden a Dios ministerios para sus vidas, sin embargo no ofrecen entrega y sacrificio.
Otros piden bendiciones espirituales y materiales para ellos y sus familias, pero no están dispuestos a esforzarse y sacrificar nada de lo suyo.
Otros piden y desean que se cuente con ellos para actividades en la iglesia, pero no son capaces de priorizar el Reino sobre lo suyo propio.
Hay gente que quiere ganar sin perder, gente que quiere cosechar sin haber sembrado, gente que quiere recibir sin haber dado, gente que quiere vivir sin “morir primero”... en definitiva; gente que quiere y pide “fuego” sin hacer primero de su vida un altar de sacrificio y entrega.
¿Quieres “fuego”?
Entonces haz de tu vida un altar de sacrificio para Jesús y usa e invierte el “fuego” recibido en el Reino de Dios; de lo contrario pasarán lo días, los meses y los años; y esperando “fuego” te quedarás.
Mauricio Álvarez
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