domingo, 10 de agosto de 2014

Estoy pero no soy...


Siempre me ha impactado la historia bíblica de aquel hombre chaparrín que hace hasta lo imposible, inclusive subirse a un árbol; con el fin de encontrarse con Jesús. (Lucas 19:1-10)


Sí, es el famoso Zaqueo. De Pequeño ya escuchaba yo su risueña y anecdótica historia contada por mis profesoras de escuela dominical. A medida que crecía fui escuchando predicas, sermones, reflexiones y enseñanzas a cerca de este peculiar publicano, siempre visto como un hombre deshonesto, ladrón y corrupto; sin embargo me pregunto: ¿de verdad era Zaqueo un hombre tan deshonesto y corrupto como me lo han presentado y enseñado a lo largo de toda mi vida?


Ante esta introspectiva pregunta, tengo que ir a la biblia; fuente de todas las respuestas: Los versículos 6,7 y 8 del capitulo 19 de Lucas me dicen lo siguiente:
“ Zaqueo bajó deprisa, y con gusto recibió a Jesús, Al ver esto, todos comenzaron a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en la casa de un pecador; Zaqueo se levantó entonces y le dijo al Señor: Mira, Señor; voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y si le he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más."


Observo detenidamente una y otra vez este pasaje, incluido su contexto teológico, histórico, político y social; y no encuentro nada que me de claras evidencias y pruebas fehacientes de que este hombre fuese tan deshonesto como me han hecho creer toda mi vida; antes todo lo contrario; lo que descubro es un extendido clima y actitud de condicionantes y prejuicios hacia Zaqueo por parte de la gente que estaba alrededor.


Sí, prejuicios. Zaqueo claramente dice: ”si algo he robado a alguien, lo devolveré cuatro veces mas...” es decir, apela al beneficio de la duda. Pudo ser un corrupto mas, o tal vez no. El hecho que los publicanos tuviesen tan desastrosa fama entre la gente, no por ello Zaqueo también tenia que ser igual, de hecho de ser así; creo que Jesús le hubiese interpelado con un discurso duro y radical acerca de las riquezas tal como lo hizo momentos antes con un adinerado y ambicioso jovencillo (Lucas 18:18-30) pero no fue así, Jesús enfrenta a Zaqueo de una forma muy diferente como lo hizo con aquel muchacho ricachón.

A Zaqueo se le estaba juzgando simplemente por el hecho de ser el jefe de los publicanos. ¿Y si los deshonestos y corruptos hubiesen sido sus trabajadores y subalternos? ¿Que diríamos a esto?


Si, prejuicios. Las personas por naturaleza somos dados a prejuzgar a los demás por su color de piel, nacionalidad, trabajo que desempeñan, forma de vestir, forma de hablar, lugar de la ciudad donde viven, aspecto físico etc etc... somos dados a meter en un mismo “saco” a todos, no entendiendo que generalizar a lo único que nos conduce es a vivir en un mundo aislado, ignorante y solo; prejuicios, prejuicios y mas prejuicios.


Los prejuicios te privan de conocer otros lugares, otras personas, probar otras comidas, culturas, formas de pensar etc etc... Los prejuicios te convierten en una persona cada vez mas solitaria, introspectiva, temerosa y retrógrada.


No seas como aquella gente que juzgó sin pruebas a Zaqueo por el simple hecho de ser el jefe de los publicanos, no generalices, no universalices a los demás. Intenta pensar siempre lo bueno de los otros, por lo menos hasta que se de muestre su lado menos bueno, no te apresures a sentenciar a alguien de una forma injusta, otorgale siempre el beneficio de la duda, quizá haciendo esto todos, podamos soñar un día una sociedad y un mundo mejor.


Para terminar esta reflexión, tengo que decir que después de treinta y tantos años de escuchar el extraordinario relato de Zaqueo, pude descubrir hoy que posiblemente no era tan malo como me lo han pintado. Quizá y porque no; hoy día tal vez este descomplejado chaparrín haría parte de mis contactos whatsaap y facebook. 
¿le mandarías tu una invitación también?

Mauricio Álvarez

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