
Pasaje de la biblia: Marcos 12:28-34
Introducción: Hemos oído siempre que debemos amar a Dios con el corazón, alma, mente y fuerzas. El objetivo de esta charla es desmenuzar ese amor escenificado en cada una de estas áreas que menciona la biblia.
El
mandamiento con mas peso en el reino de Dios: Amarás al Señor tu
Dios con:
Tu corazón, es decir; el centro motor de tu ser, deber estar ocupado principalmente por el amor a Dios, si esto ocurre; todas tus decisiones estarán siempre bien encaminadas.
2. Toda tu alma. El alma: (en hebreo: néfesch), (en griego: pneuma). En el mundo griego, como en muchas culturas primitivas; se entendía el alma fundamentalmente como el principio de vida del ser. Es el lugar donde albergamos nuestros sentimientos y emociones:: odio, amor, venganza, rencor, alegría, tristeza, dolor, llanto, paz, gozo etc..
Jesús apunta a que nuestra alma, es decir, ese lugar donde tenemos consignados nuestros sentimientos; esté direccionada hacia él. Si en tu alma hay amor por Jesús, tus sentimientos estarán impregnados por ese amor, llevarán esa impronta.
Como principio de vida del ser; el alma que ame a Dios, jamás podrá tener un espacio para otros sentimientos que no sean los emanados del Dios dador de la vida. Amar a Dios con el alma es permitir que tu pneuma; es decir; tu parte espiritual, esté conectada permanentemente con el dador del hálito de vida, a eso se le llama: comunión de espíritu a Espíritu.
3. Toda tu mente. (tu entendimiento). Puedes demostrar amor hacia a Dios con tus decisiones y emociones, es decir con tu corazón y alma; sin embargo con tu mente estar distraído de él.
Amar a Dios con la mente es tenerla perfectamente alineada, sintonizada y fijada en él. Es no permitir que tu mente se distraiga en otras personas o cuestiones de la vida.
Judas estaba con Jesús, comía con Jesús, pasaba el día con Jesús; estaba presente en cada milagro que hacia Jesús; sin embargo su mente estaba distraída pensando en como iba a manejar las finanzas del "reino" cuando Jesús quitara del poder a Pilato y gobernara el imperio; naturalmente Judas fracasó.
Puedes pertenecer a tu iglesia local, o a una prestigiosa denominación evangélica, o asistir regularmente a las reuniones,o estar comprometido con
tu dinero en la obra de Dios etc... pero estar a la vez con tu mente distraído en otras
cosas o personas que no sean Jesús. Seria como estar haciendo el
amor con tu pareja; pensando y teniendo la mente en otra persona:
desastre total.
Pablo dijo: “Someto mi mente a la obediencia a Jesús”
Pablo dijo: “Someto mi mente a la obediencia a Jesús”
Eres un buen creyente, un buen cristiano; pero tu mente esta distraída.
4. Todas tus fuerzas. En las relaciones de pareja, el amor hacia el otro debe materializarse en detalles físicos, externos.
Amar a Dios con tus fuerzas es aportar y trabajar por él, eso se materializa en su obra; su reino aquí en la tierra.
El amor a Dios que dices tener en tu corazón, en tu alma y en tu mente; debe verse reflejado y materializado en lo externo. Es poco creíble decir que amas a Dios con corazón, alma y mente si no trabajas y haces algo en su reino. Pablo dijo que sufría penalidades por amor a la obra, que trabajaba por amor al reino, en otras palabras; la mejor forma que Pablo encontró para demostrar su amor por Jesús fue trabajar por su obra, exteriorizó su amor.
No fuiste salvado para consumirle oxigeno a la vida y ocupar un sitio en tu iglesia cada Domingo. Fuiste salvado para trabajar y extender el reino aquí en la tierra.
Tradicionalmente nos han enseñado que es la iglesia quien nos debe aportar, dar, bendecir. Algunos aun dicen que asisten a la iglesia para "recibir palabra"; nada mas lejos del principio neo-testamentario. No se trata de “que hace la iglesia por ti, que te aporta o que te da.” se trata mas bien de que puedes hacer tu por la iglesia, la obra de Dios; es éste el principio apostólico y lo que verdaderamente tiene y da sentido a tu existencia.
Conferencia en Punto de Encuentro Iglesia 23/11/2014
Por: Mauricio Álvarez
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