Es un niño Sirio atravesando el polvoriento desierto con su pequeña bolsa cargada de miedos, temores, lágrimas, deseos y sueños.
Hoy esta imagen le esta
dando la vuelta al mudo, mientras decenas y decenas de inocentes en
Siria huyen y mueren cada día víctimas de una guerra sin sentido, de una
guerra que al resto del mundo nos parece injusta, degradante e
inmisericorde, pero que a su vez observamos desde occidente con indiferencia y absoluta pasividad.
Es en estos y en otros casos similares cuando algunos se
preguntan: ¿existe de verdad Dios? Y si existe, ¿donde está?
¿porque es indiferente ante tal degradación de la raza humana?
¿porque no hace nada para frenar injusticias como estas?
Como persona que soy, desde la perspectiva puramente humana; tengo
que confesar que también soy vulnerable a tales cuestionamientos,
sin embargo inmediatamente mi memoria se traslada a aquel episodio
del libro del Génesis cuando el hombre le falla a su creador.
Allí Dios da
unos parámetros, sienta unas bases, marca unas normas de
convivencia; incluso da libre albedrío, pero el hombre haciendo uso
precisamente de este último, determina en su libre elección; hacer cualquier cosa con el fin de ser igual a Dios, eso incluía transgredir
esas normas que Dios mismo había predispuesto unos momentos antes.
Tal actitud tanto de Dios como del hombre me llevan a pensar y a
concluir entonces que “DIOS ES SOBERANO Y EL HOMBRE RESPONSABLE DE
SUS ACTOS”.
Dios es, existe y es real y tiene el control de todo cuanto pasa en el mundo y
de quienes lo habitamos, sin embargo ha sido decisión única y
exclusiva del ser humano administrar mal, corrupta y deshonestamente
los recursos que Dios mismo le ha entregado para vivir aquí en la
tierra.
Ha sido la ambición desmedida y mal intencionada del “QUERER
TENER Y QUERER LLEGAR A SER” por parte de algunos, la que hoy por hoy tiene a millones y
millones de inocentes pasando hambre, frio, guerras,
pestes, y demás tragedias que como ésta, la de Siria; nos abruma y encoge en un puño el
corazón.
No culpemos mas a Dios de nada de lo que ocurra o deje de ocurrir
en este loco, convulso, injusto y desorientado mundo, porque recuerda que
“DIOS ES SOBERANO PERO EL HOMBRE TIEDRÁ QUE ASUMIR SU
RESPONSABILIDAD”.
Mauricio Álvarez.

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