Por estos días estaremos escuchando en los entornos cristiano-evangélicos, el eterno y “cansino” debate entre Halloween sí o Halloween no. Que si es una fiesta pagana, que si es diabólico, que si hay que hacer vigilia esa noche en la iglesia, que si el diablo va a por los niños esa noche etc, etc, etc...
En nuestro calendario Juliano (el
que nos rige actualmente a la mayoría de países de occidente)
muchos de los trescientos sesenta y cinco días del año, están
dedicados y ofrecidos a figuras, personas y fiestas católico-romanas
y paganas, con lo cual entonces yo como cristiano; tendría que
levantarme cada mañana y vivir en un constante temor y en una
perpetua paranoia pensando en los ídolos, el diablo y sus
potestades; ¡seria mi vida una absoluta locura!
Observo todo esto y la verdad me quedo
estupefacto al ver como algunos cristianos le dan mas importancia y
relevancia al diablo que a Dios, saben mas demonología que
Cristología. Creo, en mi opinión (un concepto muy personal y
discutible) que nos han educado evangélicamente para “gritar y reprender demonios” mas no para desarrollar
una vida productiva en Cristo. Algunos cristianos están mas
preocupados en luchar contra “las huestes de maldad” que
en realizar una vida con proyecto, con ilusión, con propósitos y
con fuerza.
En algunos países y ciudades, tenemos
iglesias con miles y miles de personas en sus congregaciones, donde
según ellos “el avivamiento de Dios les ha llegado”, no
obstante paradójicamente; esos mismos países y ciudades poseen un
alto índice de criminalidad, violencia, pobreza y corrupción. Me
pregunto: “¿ de que vale entonces reprender demonios,
darle siete vueltas al barrio, tener avivamiento,
rasgarse las vestiduras y hacer vigilias en noches como las de
Halloween?”.
Creo (en mi opinión) que es
tiempo ya de quitar la vista de los demonios y enfocarnos en
desarrollar una vida productiva en Cristo, para que podamos
verdaderamente impactar con el evangelio del Reino en las personas
que están a nuestro alrededor. Mientras los cristianos estamos
pendientes del Halloween reprendiendo al diablo; nuestros vecinos,
compañeros de trabajo y universidad se pelean, se divorcian de sus
parejas, se entregan a las drogas o se suicidan.
Quienes hemos sido engendrados en y por
Cristo, el maligno no nos toca. Por tal razón; personalmente no me
asusta lo que el diablo haga, porque estoy absolutamente seguro de lo
que en Cristo tengo y de lo que en Cristo soy.
Mauricio Álvarez.

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