IINTRODUCCIÓN:
Jesús pone como requisito indispensable
para entrar en el Reino recibirlo como lo haría un niño. Hoy
observaremos algunos detalles de lo que implica ello, veamos:
1.
La mente de un niño esta en blanco, con lo cual se puede plasmar en
ella lo que se plazca.
La mente de un niño esta despejada, no esta condicionada por la
cultura o entorno. Un niño no tiene paradigmas mentales, lo cual
favorece la adaptación a los cambios.
Jesús
dijo que se debía RECIBIR
EL REINO COMO UN NIÑO
para poder entrar en el. Entendemos pues que para entrar en el Reino
se necesita recibirlo con una mente abierta, despejada y libre de
paradigmas sociales, familiares, culturales y religiosos; para poder incorporar
en ella verdades eternas de Reino que produzcan cambios
estructurales en nuestra forma de pensar, para poder transformar
entonces nuestra manera de vivir.
2.
Un niño esta en un constante proceso de crecimiento y desarrollo. Un
niño posee una extraordinaria capacidad neuronal para el
aprendizaje, al mismo tiempo que experimenta por naturaleza un
continuo proceso de crecimiento y desarrollo. Crecimiento en cuanto
lo físico y desarrollo en cuanto su potencial intelectual.
Quien entiende las verdades del Reino en su mente
previamente despejada y libre de paradigmas; debe por naturaleza
aprender, crecer y desarrollarse con la naturalidad que el mismo
Reino provee, demanda y necesita. Pablo dijo: “somos
el cuerpo de Cristo, un organismo vivo”. “Creced en el
conocimiento de Dios”.
3.
El niño es un ser dependiente – independiente. Un
niño es dependiente en el sentido que necesita un tutor que le
eduque, le enseñe, le forme, le cuide, le alimente, etc. Y es
independiente a partir del momento que empieza a asimilar códigos para
él mismo poder auto-gestionarse.
Cuando entiendes el reino, creces y
te desarrollas para señorear en el reino. Para Señorear debes
primero ser señoreado. En un reino se administra y se gobierna (ej:
el Reino de España), pero para
administrar y gobernar se debe previamente haber sido formado,
probado y aprobado. En el Reino de Dios él nos forma, nos prueba y
nos aprueba; con el objetivo de que lleguemos a ser plenamente
competentes para auto-gestionar (señorear)
los recursos de su Reino.
Mauricio Álvarez

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