
Valencia España, Domingo, 19:00 horas, 19 grados centígrados, sol radiante, tarde primaveral. Este escenario me obliga a pensar por un instante en la vida, lo cambiante, corta y extraordinaria que es.
Mientras por la ciudad corro, eso que hoy día llaman "running"; observo como algunas personas también corren, otras caminan, otras van con sus bicis, otras juegan, otras practican su deporte favorito y otras simplemente disfrutan en compañía, una bebida fresquita para mitigar le calorcito primaveral que ya se empieza a sentir. Todo esto me hace pensar en nosotros los cristianos, los hijos de Dios, y lleva a preguntarme:"¿de verdad disfrutamos la vida?" y eso que decimos de que "en Cristo somos felices", ¿realmente es verdad? o simplemente ¿es una frase o concepto evangélico que usamos para camuflar nuestras frustraciones?
Aquellos que conocemos de Jesús y conformamos la iglesia, con frecuencia decimos que allí fuera la gente aparenta una falsa felicidad por el hecho de no conocer de Jesús, y me pregunto: ¿acaso dentro de la iglesia toda la gente que ves bien vestida, cantando alabanzas o predicando la palabra de Dios es verdaderamente feliz? esto me lleva a una reflexión personal y por supuesto discutible por parte de quien este leyendo este artículo: "creo que los cristianos (no todos obviamente) no estamos disfrutando la vida como realmente Dios quiere que la disfrutemos".
Se supone que quienes vivimos en Cristo debemos ser felices, o por lo menos tener una actitud positiva y constructiva frente a la vida; pero a veces veo lo contrario: "Impíos" felices y cristianos frustrados.
Llama la atención ver cristianos con mala cara, enfadados con ellos mismos y con el resto del mundo que les rodea. Les molesta todo, tienen mal genio y mal carácter, se lamentan por todo, se quejan de todo y por todo, sus oraciones son un lloro, un lamento y una súplica constante. Nada les parece bien, lo critican todo, lo señalan todo, todo les parece pecado, diabólico y mundano. Perecen estar resentidos con la vida y a veces hasta con Dios; no obstante ahi están, encerrados en los cultos, reuniones y cuanta actividad se programa en su iglesia local, ¡verdaderamente deja mucho para pensar!
Te recuerdo que la vida son "cuatro días", es muy corta; así que vive, vive intensamente como puedas. Sal de las cuatro paredes de tu local, sede, templo o iglesia y vive, vive sin parar.
Cálzate las zapatillas de correr y sal a ejercitar tu mente y cuerpo. Desempolva tu bici y sal a dar un paseo, haz deporte, camina, júntate con un amigo o amiga y disfruta de tu refresco favorito en una terraza al calorcito primaveral. Ve al cine, cómete ese helado que tanto te gusta, sonríe, salta, baila, escucha tu canción preferida, no importa que no sea cristiana; te recuerdo que no daña a la persona lo que entra en ella sino lo que sale de su corazón (palabras de Jesús), disfruta de tu comida favorita, viaja, conoce mundo, conoce a otras personas, aprende otro idioma, júntate con otros y con otras, apúntate a esa academia de baile y aprende ese ritmo que tanto disfrutas bailando. Ponte guapo, ponte guapa, arréglate, maquíllate, siéntete mujer, siéntete hombre, ve al gimnasio, apúntate a aerobics, pártete de risa con las "tonterías" de tus hijos, apúntate a ese curso que te gustaría hacer, ¡vamos, animate! libera tu mente y disfruta de la vida, sonríe, sonríe y sonríe; ya que mas allá de la iglesia y de la biblia hay vida, y creo que esa vida también hace parte de la que Jesús prometió dar a sus hijos en abundancia.
Así que amigo, amiga, la vida es muy corta. Vívela y aprovéchala antes que sea demasiado tarde.
Mauricio Álvarez