
Dios manda fuego. Queremos tu fuego. Hoy hemos tenido “fuego” del Espíritu. Necesitamos “fuego”. La alabanza ha sido toda “fuego” etc etc etc... Estas, entre otras frases; son las que se han oído, se oyen y seguramente seguirán escuchándose en las iglesias cristianas, situación que me ha llevado a reflexionar un momento sobre el “famoso fuego” que tantos piden; veamos:
En el Antiguo Testamento, una de las tantas formas en las que Dios se revelaba y mostraba su poder al pueblo era en forma de fuego, pero tal demostración siempre se hacía tangible en un ambiente y atmósfera de entrega y sacrificio, dicho de otra manera:
“sin
sacrificio y entrega, no había fuego”.
Dios no derramará el tan anhelado “fuego” es decir; su
bendición, donde no haya habido antes una actitud de entrega y
sacrificio.
Seguramente al estar leyendo este articulo, en este mismo instante; estés pensando en aquel famoso pasaje bíblico donde Dios dijo al pueblo que mejor era la misericordia que los sacrificios, o quizá estés pensando en la doctrina de la gracia, o tal vez me recuerdes que solo un sacrificio bastó para la humanidad: el de Jesús. Si has pensado así, déjame decirte que tu y yo pensamos igual, de hecho así piensa la biblia, sin embargo la misma biblia, y ya concretamente el Nuevo Testamento en palabras del apóstol Pablo; enseña que él; Pablo, lo dejó todo por ganar a Cristo, consideró todo lo que tenia por pérdida para ganar a Cristo; llevando hasta su propio cuerpo al estado mismo de servidumbre por gozar de la plenitud de vida en Cristo. Te pregunto : ¿acaso no son esas; acciones de entrega y sacrificio?
Algunos piden a Dios ministerios para sus vidas, sin embargo no ofrecen entrega y sacrificio.
Otros piden bendiciones espirituales y materiales para ellos y sus familias, pero no están dispuestos a esforzarse y sacrificar nada de lo suyo.
Otros piden y desean que se cuente con ellos para actividades en la iglesia, pero no son capaces de priorizar el Reino sobre lo suyo propio.
Hay gente que quiere ganar sin perder, gente que quiere cosechar sin haber sembrado, gente que quiere recibir sin haber dado, gente que quiere vivir sin “morir primero”... en definitiva; gente que quiere y pide “fuego” sin hacer primero de su vida un altar de sacrificio y entrega.
¿Quieres “fuego”?
Entonces haz de tu vida un altar de sacrificio para Jesús y usa e invierte el “fuego” recibido en el Reino de Dios; de lo contrario pasarán lo días, los meses y los años; y esperando “fuego” te quedarás.
Mauricio Álvarez
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