Jesús antes de morir, entre muchas otras cosas; eleva una
extraordinaria oración a su Padre clamando por sus discípulos. Tal
experiencia la podemos leer en el capitulo 17 del evangelio de Juan.
En el versículo 24, el escritor puntualiza entre otros; un
detalle en la oración de Jesús que me ha llamado
poderosamente la atención:”Qiero que donde yo estoy, ellos
también estén”
“DONDE YO ESTOY”
Note que no dice: “ donde yo voy a
estar” no; dice “ donde YO ESTOY es decir; da la idea que
Jesús esta hablando de un lugar determinado en un tiempo presente
continuo.
Jesús “estaba” en el mundo; pero
no pertenecía al mundo. Jesús vivió en un cuerpo mortal y temporal
pero estaba en una continua y extraordinaria dimensión espiritual.
El deseo profundo de Jesús era que sus
discípulos, igual que él; hicieran una vida absolutamente normal en
este mundo temporal, pero realmente viviendo en una dimensión
eterna, como lo hizo él.
Jesús habló de lo eterno; de la vida
eterna, del Reino de Dios, de lo que trascendía, es decir; para
Jesús lo eterno cobraba tal valor frente a lo temporal; que era
indispensable recordarlo una y otra vez, inclusive en oración a su
Padre.
Quienes hemos sido escogidos por el
Dios eterno, estamos obligados a entender, asumir y vivir lo eterno;
aunque vivamos en medio de lo temporal. Para esto nos eligió.
Cuando entiendes al eterno, te ocupas de lo eterno y decides vivir en la dimensión eterna; asumes los problemas, necesidades, aflicciones, tristezas y demás
situaciones que se presentan en tu vida como algo temporal, pasará. Lo temporal de este mundo jamas podrá manejar lo eterno,
mientras que lo eterno si puede controlar lo temporal.
Invierte tus recursos, tiempo, fuerza,
dinero, y tu vida en general; en lo eterno. Quien siembra en lo
eterno, recoge del eterno y de lo eterno. Quien se ocupa de sembrar
en lo temporal, recogerá de lo temporal, por tanto sera una cosecha
efímera, pasajera, momentánea y estacional.
Jesús oró diciendo: “DONDE YO
ESTOY” es decir, en la dimensión eterna. Es ahí donde Jesús nos
quiere ver mover a quienes hemos sido llamados por él.
Es en la dimensión eterna donde
ocurren los milagros. Es en la dimensión eterna donde se deja de ser
una persona ordinaria para convertirse en un hombre y una mujer
extraordinarios. Es en la dimensión eterna donde Jesús muestra su
proyecto de vida para ti. Es viviendo de acuerdo a los códigos
eternos como se alcanzan metas y propósitos en la vida.
Lo temporal se esfuma, se acaba,
envejece, se estropea, se oxida, se hurta, se daña, se termina, se
aleja y se muere; pero lo eterno camina hacia adelante, avanza,
logra, fructifica, alcanza, permanece y trasciende para vivir por
siempre jamás en un presente continuo como lo hizo Jesús.
Recuerda lo que Jesús pidió para sus
discípulos y para quienes por ellos en un futuro ibamos a creer: “Donde yo estoy, quiero que ellos
también estén”
Y tu... ¿donde estas?
Mauricio Álvarez

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