
Quienes hemos conocido de Jesús, normalmente le llamamos Padre o Señor, y en otros casos le anteponemos la palabra ”Bendito” a las dos anteriores, sin embargo pocas veces le llamamos AMIGO.
Sea por formalismos o tradición evangélica, nunca o casi nunca llamamos a Jesús AMIGO.
Jesús dijo a sus discípulos en una oportunidad: "Ya no les llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero les he llamado AMIGOS, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer." (Juan 15:15)
Abraham fue “amigo de Dios” (Santiago 2:23) así de simple.
Cuando le crees a Jesús, cuando abres honesta y sinceramente tu corazón a él, cuando comienzas a tener intimidad con él, cuando le hablas en tu propio lenguaje; con tus propias palabras, formas y maneras de siempre, cuando le cuentas tus fracasos, temores y miedos; pero también cuando le haces partícipe de tus triunfos, risas y alegrías; entonces entras a formar parte de su circulo íntimo de amigos; teniendo derecho así a conocer lo que él como PERFECTO AMIGO QUE ES tiene para ofrecerte, darte, revelarte y compartir contigo.
Jesús es tu Padre, tu Salvador, tu Señor... pero también quiere convertirse EN TU MEJOR AMIGO.
¿Quieres que Jesús te diga lo que él tiene y quiere para ti? Conviértete en su mejor amigo.
Recuerda: “Al siervo no se le cuenta nada, al AMIGO se le confía todo”
Mauricio Álvarez.
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